Una joven modista de origen Pemón de la comunidad indígena de Kamarata, en el estado Bolívar, se dedica a un proyecto personal de carácter social y educativo. Se trata, de Corina Landáez, quien transmite sus conocimientos a las mujeres y niñas que habitan en esa zona de la selva amazónica suramericana.
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La venezolana de madre Pemón y padre “criollo de Caracas” con sus propios recursos y sueños lleva la batuta de una propuesta sin precedentes. Con el mismo, aspira que las mujeres de la etnia Pemón Kamarakoto puedan aprender una labor como la costura y el diseño de modas.
El proyecto ha sido difundido por la diseñadora por medio de sus redes sociales. Asimismo, Corina Landáez imparte sus conocimientos sin costo alguno. “Mañana estas niñas y mujeres tendrán el poder de ser quien deseen ser, si siguen con la voluntad de aprender”, afirmó.
Además, destacó que “cuando me preguntan qué gano de esto miro a mis niñas. Mi ganancia es que ganemos todas, porque a través del conocimiento contribuiré, así sea un poquito, a su autonomía y a la construcción de sus sueños”.
Su interés en la costura
Corina comenzó a tener interés por la costura a los 15 años. Ella vivía con su padre y comenzó a estudiar diseño de modas. La carrera era sumamente costosa, no solo por las mensualidades sino por todo lo que debía comprar: telas, hilos, máquina de coser, entre otros elementos que le exigían.
Por tanto, al ver que no podía costear los gastos, decidió retirarse de la academia y comenzó a trabajar. Luego, entró a la universidad y empezó a estudiar contabilidad y administración, profesiones que no tenían nada que ver con sus intereses.
“Trabajaba y estudiaba”, recuerda Corina, quien vivía en una residencia y para pagar su renta tuvo que tomar una decisión entre dejar la universidad o su fuente de ingresos. Por lo que, optó por mantener su trabajo. Sin embargo, en su tiempo libre retomó su interés por la costura y el diseño de modas. Así, se las ingenió para aprender por sí misma con videos tutoriales por internet.
“No tenía computadora, iba a un sitio donde tenían internet y ahí descargaba los videos, los guardaba en un pendrive y luego los veía en casa con un reproductor de DVD”, comentó.
Una tía que notó su pasión por la costura decidió regalarle una máquina de coser y se la envió a casa de su padre. Allí, la joven empezó a familiarizarse con el equipo y por fin todo lo que había visto en video lo podía emplear en persona. Para ello, tomó ropa de su hermano y de su papá. Finalmente aprendió a pasar los patrones de papel a la costura y comenzó a vender prendas personalizadas.
Pasión por su emprendimiento
Al darse cuenta que podía vivir de la costura y que el diseño de modas serviría como puente para que otras mujeres pemones pudieran tomar las riendas de su vida con ese oficio, Corina decidió dejar la isla de Margarita, lugar en el que residía, para instalarse en Kamarata. Allí, enseñó primero a sus hermanas y luego a las mujeres de su comunidad que se interesaron en aprender.
La joven modista, que creó su marca personal llamada Corina LV con un corazón rojo como logo y piezas únicas diseñadas a medida, 100 % de su autoría, ahora enseña en las mismas aulas de clases en las que ella recibió formación académica cuando era niña.
De igual manera, la diseñadora resaltó que en su propuesta se han involucrado muchas personas y que por su exposición en redes sociales ha logrado conseguir más apoyo. “Ahora tenemos ocho máquinas de coser, empezamos con pocas telas y hace poco nos enviaron tres cajas, tenemos de todo un poco”, aseguró.
Aunque algunos interesados insisten en dar donaciones monetarias para apoyar el proyecto de Landáez, ella prefiere que la ayuden con envíos de materiales y equipos que estén previamente costeados, porque en varios casos les han mandado materiales pero para hacerlos llegar a Kamarata ella ha tenido que pedir dinero prestado para pagar la encomienda.
El trabajo social de Corina Landáez va más allá de su compromiso con Kamarata. Ella también expone en sus redes sociales distintas realidades de este pueblo indígena venezolano mientras muestra una diversidad de paisajes como el Auyán Tepuy, el Salto Ángel, los paseos en curiara, ríos y saltos inhóspitos, sitios que cualquier turista a escala global quisiera visitar y disfrutar.
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