En entrevista con el canal estadounidense de noticias CNN en español, Camilla Fabri, esposa de Alex Saab, aun secuestrado en Estados Unidos, reiteró que el diplomático es “víctima de una persecución política”. Asegura que no hay pruebas que permitan incriminarle y así quedó en evidencia, argumenta, cuando el Departamento de Justicia del país norteamericano decide desestimar siete de los ocho cargos imputados en su contra.
“Tuvieron que desestimar siete cargos sobre lavado de dinero y quedó solamente uno ficticio, de conspiración. Eso demuestra aún más que se trata de una persecución política“, expresa. Agrega que igual ocurre con ella misma. “El señalamiento contra mi persona es fruto de una persecución política, porque ellos no tienen pruebas, ni testigos, no tienen nada. Es una investigación que sigue adelante desde hace tres años, pero no tienen nada”.
Se refiere a lo ocurrido después de una incautación de un apartamento a su nombre en Roma. A su juicio, los medios exacerban el asunto del costo y para desacreditarle “crearon un personaje”, de una especie de joven banal, deja entrever.
“Me usaron como chivo expiatorio con el fin de llegar a Alex. Crearon un personaje para desacreditarme, diciendo mucha cosa que no es verídica. El apartamento fue comprado y no fue posible habitarlo porque fue destrozado”.
Fabri cuenta además que Alex Saab recibió amenazas del gobierno de Estados Unidos para que dejara de producir alimentos para Venezuela. Como no lo hizo, primero fue sancionado por la OFAC el 25 de julio de 2018. Incluso “sancionaron a sus hijos y hermanos que no tienen nada que ver con Alex porque tienen un estilo de vida diferente (…) Lo hicieron solamente por ser hijos y hermanos de Alex”.
Y como tampoco “escarmentó”, vino el primer secuestro en Cabo Verde. Allí tampoco aceptó hablar mal del presidente Nicolás Maduro, ni siquiera en las más crueles torturas físicas y psicológicas, que vivió los primeros días en el país africano.
Estatus del caso
Camilla Fabri explica que en la actualidad la defensa litiga en dos frentes. Uno, el Circuito 11 de Georgia, donde la lucha es por el reconocimiento de la inmunidad. El otro, “en Miami un juicio injusto”, dice Fabri. Entonces detalla que en la última audiencia del 6 de diciembre “logramos posponer la audiencia del juicio penal hasta que se decida sobre su inmunidad”.
“La Fiscalía de Estados Unidos obviando nuestra defensa, ha declarado que no desconoce que sea diplomático, solo que deben decidir sobre su inmunidad. Esto es aún más ridículo porque significaría que cualquier diplomático del mundo correría peligro al salir de su propio país si no tiene el reconocimiento de Estados Unidos”, adiciona.
Cómo el secuestro de un padre afecta a hijas e hijos
Esta vez Camilla Fabri narró el sufrimiento de sus hijos, por el secuestro de un padre muy cercano y afectivo, con dos anécdotas. “Sufren bastante. El otro día, el niño de 12 años, recibió la llamada del papá y no sabemos por cuál razón la llamada se cortó a los tres minutos y el niño empezó a llorar, se puso muy sentimental”.
En la misma línea, para la niña de 4 años y medio, Mariam, “ha sido muy complicado”. Dice que “cuando le vea, le abrazará fuerte”. “Siempre le digo que no regresa por la pandemia (…) Ella entiende que hay algo que está mal. Cada vez que escucha a alguien sobre el papá, ella dice ‘Free Alex Saab’. Creo que ella se da cuenta”.
Una vida como la de cualquier familia
Tras evidentes intentos de la entrevistadora de CNN por obtener algún indicio de malversación de fondos o enriquecimiento ilícito, Fabri puso el acento en varios aspectos. En primer término, aclara que tiene “una vida muy tranquila y los gastos familiares son como los de cualquier familia normal”. En segundo lugar, explica que en términos económicos su vida “no ha cambiado radicalmente” a partir de su unión con Saab.
Camilla Fabri asegura que “no hemos recibido dinero del gobierno; somos nosotros mismos que estamos tratando de sustentar esto”. Lo que sí ha recibido es apoyo moral: “El gobierno se ha manifestado y ha denunciado constantemente desde el primer día”.
Luego agrega que ciertamente antes de conocer a Alex pensaba dedicarse profesionalmente al modelaje, pero el amor le condujo hacia otra senda. “Cuando conozco a Alex mi vida cambia totalmente porque empieza una vida más familiar. Nos casamos, tuvimos dos bebés”.
Si está a merced del presidente Nicolás Maduro, le pregunta su interlocutora de CNN. Fabri responde segura: “Yo no soy una secuestrada, soy libre de salir de aquí cuando quiero (…) No tengo razones en este momento para viajar, pero si quiero viajar puedo viajar”. Y dice que está en Venezuela porque es en este país donde se siente más cerca de Alex. “Me siento más cerca de él, siento que puedo luchar más por él. Además me siento como en casa”.
Alex, diplomático legítimamente designado
Camilla Fabri recuerda que Alex Saab es un enviado especial, designado así por el gobierno de Venezuela, desde abril de 2018, para cumplir misiones humanitarias. Ese nombramiento es posible porque Alex se nacionalizó venezolano hace muchos años, “antes de conocerme”.
En ese sentido, considera que las autoridades de Cabo Verde y Estados unidos violaron todas las leyes internacionales con su doble secuestro. Por ejemplo, el pasado 12 de junio de 2020, “lo secuestraron con valija diplomática y pasaporte diplomático”. Llevaba una carta para el líder supremo de Irán. Ya en marzo de 2020 hizo un viaje con mucho éxito hacia Irán, rememora.
Camilla reitera que desde el secuestro, “la comunicación ha sido difícil“. En Cabo Verde, hablaban con cartas enviadas a través de los abogados; en Estados Unidos vía mails y un cupo de 300 minutos mensuales. Desde Miami, recientemente “me contó que no ha recibido parte de su medicamento y aún no ha recibido atención médica”.
Añade que no sabe si podrá ir a Estados Unidos a acompañarle. “No necesito visa porque tengo pasaporte italiano; solamente que no sé si me dejarían entrar, porque también soy víctima de una persecución política. Entonces no sé cuál sería la reacción”, advierte.
Recuerda que en Cabo Verde no fue posible verle, aun cuando lo intentó dos veces. La primera le amenazaron con detenerla y alejarle de sus hijas. “Me asusté y no viajé”. “La segunda vez me negaron mi visado y no le he podido ver en este año y medio”. Reconoce que no encontrarse con él nunca más, es su “gran temor, pero confío en que voy a volver a verlo”.
Finalmente, la joven mujer de orígenes italianos culmina optimista, diciendo que “tiene confianza en que estará en libertad”. De lo contrario, “esto generaría un conflicto internacional“.