El canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Yván Gil, denunció al fundador de Blackwater Erik Prince, quien confesó que desde Guyana estarían en operación sus planes de invasión territorial al Esequibo venezolano. Sostuvo que el fundador de esa empresa de mercenarios, pretende usar al Gobierno títere de Guyana para justificar sus planes colonizadores.
Blackwater es una tristemente famosa empresa de seguridad, fundada por el mismo Erik Prince, en 1997; que ha proporcionado servicios de seguridad y entrenamiento militar a distintos Gobiernos obedientes del mandato imperial.
Habían operado en el máximo secreto, hasta que fueron sacados de la clandestinidad tras múltiples denuncias por sus abusos desmedidos contra civiles, en Irak y Afganistán; incluyendo su protagonismo en la masacre de Bagdad, de 2007. Por eso, en 2009, la empresa cambió su nombre a “Xe Services” y posteriormente a “Academi“, que es como se conoce actualmente a Blackwater.
Pero ahora; Prince apunta a la situación en el Esequibo, y se suma, convenientemente, a la narrativa que presenta a Venezuela como un país agresor e invasor; propagando la matriz de que la patria bolivariana ha infiltrado tropas especiales, e ilegales, y a “terroristas disfrazados” en la zona, para construir una “autopista ilegal” de migración hacia EEUU.
La migración ha sido el gran tema en el debate electoral estadounidense actual; ya que, según data del 2023; 10 mil inmigrantes han estado entrando a Estados Unidos diariamente desde la frontera mexicana, con consecuencias “severas” en las economías locales, y fundamentalmente en el ámbito laboral. Por eso, el uso la carta de la migración en un momento como este, es una invitación a caldear los ánimos en favor de una agresión a Venezuela.
Prince, quiere involucrar al votante promedio estadounidense en el conflicto de Guyana por nuestro Esequibo, un votante nacionalista y cristiano, que se siente agredido por una ola migratoria que “intensifica” la ya terrible crisis económica que atraviesa el consumidor norteamericano.
Con este discurso Prince está señalando a Venezuela como el principal culpable de la situación en Estados Unidos y su apuesta es capitalizar el voto resentido, poniendo a Venezuela en la mira de los seguidores de la asociación del rifle.
Prince lanza más leña al fuego, cuando afirma que la migración de ilegales de diversos países, hacia EEUU y Europa, es producto de países de la región que no saben gobernarse. El jefe de Blackwater, hace juicios sobre Venezuela sin tomar en cuenta que habla desde el mismo país que no ha podido acabar con el racismo, ni con el trafico de drogas, que no puede controlar la inflación, ni ha podido detener las masacres y tiroteos masivos.
Prince es un operador muy cercano a Trump que, y en concordancia con el estilo del expresidente republicano, quiere dar cátedra sobre democracia, obviando que su país mantiene un sistema electoral caduco y mohoso que solo representa a las élites económicas gobernantes.
También, dice Prince en una entrevista que la “migración es una expresión de incapacidad para gobernar“, y por ello, “es hora de sacar el sombrero imperial y decir: “vamos a gobernar esos países, si eres incapaz de gobernarte a tí mismo”, porque ya es suficiente, estamos hartos de ser invadidos”.
Para la derecha y para las distintos matices del fascismo estadounidense; la migración representa una invasión que debe ser terminada y por ello, las milicias paramilitares de ese país están siendo movilizadas para dar cacería a las personas que llegan desde otros países, huyendo de las crisis económicas, las guerras y la catástrofe social que va dejando la crisis orgánica del capitalismo.
Prince propone ponerse el sombrero imperial porque su país no tolera la avanzada democrática que esta experimentándose en el antiguo patio trasero del viejo imperio. Y es que Nuestramérica es el último rincón en el que puede reponer fuerzas luego de la derrota que está sufriendo en Ucrania, la indefensión que presenta ante las fuerzas yemeníes y la derrota cultural que están teniendo en la opinión global, ante el genocidio palestino.
Regresando a Erik Prince y a su predica sobre saber gobernar en Nuestramérica, se infiere que para ellos y sus lacayos, saber gobernar implica volver al entreguismo de los Gobiernos títeres, al Plan Cóndor, a la alianza para el progreso, a los golpes de Estado y a las desapariciones y asesinatos de líderes populares; como en la época en que tenían la fuerza y la capacidad diplomática para poder llevar ese sombrero.
Por eso, no es casual que una declaración tan triste y criminal como la que dio el fundador de Blackwater se haga desde Guyana, el país/presa de la ExxonMobil que serviría de base de operaciones para controlar el petróleo del Esequibo venezolano. Ponerse el sombrero imperial implica derrocar Gobiernos democráticamente electos, para perpetrar el saqueo de las fuentes energéticas de nuestros países.
Todo ello nos deja algunas señales inmediatas, la primera es que el departamento de Estado norteamericano no ha desechado su pretensión de desmembrar nuestro territorio y que dividir a Venezuela sigue siendo una estrategia operante en la agenda de dominación hemisférica.
Otra señal interesante son los códigos usados por el fundador de Blackwater que coinciden con las intenciones de los operadores yanquis en nuestro país, que también tildaron de “invasión” el reclamo soberano de Venezuela. Además coinciden en planteamientos que van desde la dolarización a la privatización, desde la eliminación del estado hasta la desaparición de la resistencia popular.
Así, es fácil entender que cuando el fascismo venezolano habla de ir hasta el final, esta planteando una coincidencia perversa con los intereses imperiales, ir hasta el final se traduce como, entregar a Venezuela a las manos de Blackwater.
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