El Banco Mundial alertó este lunes que la economía global se enfrenta a un escenario de “década perdida”, debido a que el crecimiento potencial de cara a 2030 se ha ralentizado a sus niveles más bajos en tres décadas.
El informe presentado por el Banco Mundial lleva por nombre “Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas”. Fue elaborado antes del comienzo de la crisis desatada por la caída del Silicon Valley Bank hace dos semanas, y documenta una tendencia preocupante:
“Casi todas las fuerzas económicas que impulsaron el progreso y la prosperidad durante las últimas tres décadas se están desvaneciendo. Como resultado, entre 2022 y 2030, se espera que el crecimiento promedio del PIB potencial mundial disminuya en aproximadamente un tercio de la tasa que prevaleció en la primera década de este siglo, a 2,2% anual”.
Para las economías en desarrollo, la caída será igualmente pronunciada. Del 6% anual entre 2000 y 2010 al 4% anual durante el resto de esta década.
Cabe destacar que, estas caídas serían mucho más pronunciadas en caso de una crisis financiera global o una recesión.
“Se podría estar gestando una década perdida para la economía global”, aseguró el economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, Indermit Gill.
No todo está perdido
Esta caída del crecimiento potencial afecta la capacidad del mundo para abordar la creciente variedad de desafíos, como la pobreza persistente, los ingresos divergentes y el cambio climático.
Sin embargo, no todo está perdido destacan en el Banco Mundial. La ralentización del crecimiento potencial se puede revertir a través del desarrollo de políticas que impulsen la productividad global.
“Se necesita un impulso político ambicioso para fomentar la productividad y la oferta de mano de obra, impulsar la inversión y el comercio, y aprovechar el potencial del sector de servicios”, señala el informe.
Asimismo, el Banco Mundial hace énfasis en la importancia de fortalecer la cooperación global. La integración económica internacional ha ayudado a impulsar la prosperidad mundial durante más de dos décadas desde 1990, pero ha fallado.
Finalmente, el Banco Mundial destaca que restaurarla es esencial para catalizar el comercio, acelerar la acción climática y movilizar las inversiones necesarias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
