De manera progresiva se reanudan los conciertos en Venezuela de artistas internacionales, luego de una época de veto autoimpuesto. No fue la pandemia. Más bien se trató de un grupo de cantantes y músicos que decidió sumarse a los intereses trasnacionales que apostaron al triunfo del “interinato”.
La militancia con las causas pagadas por el empresario británico Richard Branson, incluso motivó la participación de muchos de ellos en un concierto para supuesta “ayuda humanitaria“ para Venezuela, de cuyos recaudos solo se conocen oscuros destinos en bares de Cúcuta.
Pero, ¿Cómo pasa un artista de cantar en un concierto para pedir ayuda humanitaria para un país, y dos años después va a cantar a ese mismo país con entradas vendidas en dólares?
Así de fácil, sin una explicación, sin que cambiara el gobierno. Sencillamente volvieron y con tarifas que superan los estándares internacionales.
Los más radicales ¿Los más caros?
Silvestre Dangond, cantante colombiano de vallenato, ha sido uno de los más radicales, que se inscribió en la onda de, “no canto más en Venezuela hasta que caiga la dictadura”.
Sin ningún tipo de aclaratoria, y bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro, Dangond volvió a Venezuela y se presentó en Maracaibo este 13 de diciembre.
El asunto no solamente es que haya regresado, sino que vendió entradas costosas y en dólares, en un país que, según él mismo, hace dos años necesitaba ayuda humanitaria.
El venezolano Miguel Ignacio Mendoza, conocido como Nacho, ha sido uno de los más fervientes opositores al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Participó en el concierto por la ayuda humanitaria en Cúcuta y aseguró que en “Venezuela la gente muere de hambre”.
Pues bien, el cantante anunció que ofrecerá un concierto el 29 de diciembre, para el cual una entrada cuesta 250 dólares y hasta hace un combo “por mesa” valorado en 2.500 dólares.
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Bajón de arepas
El puertorriqueño Tony Vega también aseguró que no volvería a cantar en el país hasta que no salga el presidente Maduro. Como si no lo hubiera dicho nunca, cantó en un concierto en el 23 de enero con entradas dolarizadas y dijo que vino a Venezuela porque tenía “un bajón de arepas”.