El Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) publicó un informe que revela una situación crítica en la nación sudamericana: al finalizar el primer semestre de este año, 55,5% de la población se encuentra en situación de pobreza. Mientras que 17,5% vive en condiciones de indigencia.
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Estos incrementos son atribuibles principalmente al impacto de la inflación y al aumento de los precios de los alimentos, que han golpeado con mayor fuerza a los sectores más vulnerables de Argentina.
Aproximadamente 7,8 millones de personas se encuentran en estado de pobreza extrema o indigencia, por debajo de la canasta básica alimentaria (CBA), que alcanzó los $393.319 en junio. En este sentido, reflejó un aumento del 63,4% en comparación con el inicio del año.
Aunque los datos oficiales del INDEC se darán a conocer a finales de septiembre, las cifras actuales indican un incremento notable respecto al 41,7% de pobreza y 11,9% de indigencia reportados en 2023. Esto marca un retroceso alarmante, alcanzando niveles similares a los peores momentos de la crisis social de 2001.
Factores que agravan la crisis
El sociólogo Eduardo Donza, investigador en la Universidad Católica Argentina (UCA) y uno de los autores del informe, señaló que el ajuste fiscal implementado recientemente ha sido un factor determinante en este deterioro.
“La devaluación que impulsó Milei cuando inició su mandato llevó a que los ingresos se desplomaran en términos reales”, explicó.
Además, Donza destaca que el aumento de la pobreza y la indigencia se relaciona directamente con la caída en la actividad económica y el crecimiento del desempleo.
Otro aspecto crucial es la alta tasa de informalidad laboral, que afecta a cerca del 40% de los trabajadores.
“Casi la mitad de las personas empleadas en la precariedad cobra la mitad de la Canasta Básica, que determina la línea pobreza. Estamos hablando de ingresos por menos de 450.000 pesos [356 dólares a tipo de cambio paralelo]”, enfatizó Donza.
Un ciclo de pobreza persistente
La situación actual es alarmante: en las últimas dos décadas, Argentina no ha logrado reducir el índice de pobreza estructural, que se mantiene por encima del 25%.
En este sentido, según Donza, esto complica aún más el panorama: “hoy estamos peor que hace 20 años porque una parte de la sociedad tiene ya las cicatrices de la pobreza. Se trata de segundas y terceras generaciones de familias pobres“, advirtió.
Aunque la crisis se ha intensificado en los últimos meses, esta realidad forma parte de un contexto más amplio caracterizado por un estancamiento económico que dura más de diez años.
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