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A 300 años de Smith: El egoísmo, germen de la crisis civilizatoria | Por: Elio Córdova

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El 5 de junio del año en curso se cumplieron 300 años del nacimiento de Adam Smith, considerado por muchos como el padre de la Economía Política. El tiempo histórico signado por la transición de la producción artesanal a la producción industrial, fue el escenario en el que el autor observó las transformaciones que tienen lugar en el seno de las relaciones sociales de producción, de la sociedad feudal a la capitalista.

Smith lograría sistematizar sus observaciones, 16 años después de la Primera Revolución Industrial (1760), en lo que sería su obra cumbre: “Investigación Sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones” publicada en 1776. En ella, plasmó las leyes de funcionamiento de la sociedad capitalista, lo que junto a los planteamientos de David Ricardo: “Principios de Economía Política y Tributación” (1817), constituyen la base teórica del Pensamiento Clásico que, posteriormente, serían los insumos principales para la Crítica a la Economía Política, realizada por Carlos Marx.

El egoísmo se constituye en una “categoría conceptual” empleada para desarrollar los postulados de su teoría. Según la cual la propensión a permutar del ser humano, influenciada por el egoísmo, estimula la división del trabajo y con ello una sociedad que se especializa en función de las aptitudes de sus miembros (el carnicero, el herrero…), es decir, se crea la oferta. En el mercado, se materializa la relación social de intercambio, entre la producción excedente de uno con respecto a la del otro.

Para Smith, este intercambio movido por el egoísmo de los actores, es lo que tributa al bienestar colectivo de la sociedad. Tal como lo expresó en su obra no es la benevolencia lo que procura la satisfacción de las necesidades, sino la consideración de su propio interés. En otras palabras, no se invoca al sentimiento humanitario sino al egoísmo.

En este contexto, el razonamiento de Smith con respecto al mendigo está sesgado por su condición de clase. Al plantear que la persona que no trabaja no podría contar con los medios necesarios para hacer vida dentro del mercado, negándose así, la posibilidad de satisfacer sus necesidades -lo que no deja de ser una realidad- pero, omite el aspecto más importante: ¿por qué existen los mendigos?.

La realidad es que el egoísmo -entendido como un acto individualista- no contribuye en lo absoluto al bienestar de la sociedad. Por el contrario, el desarrollo de las relaciones sociales de producción capitalista bajo esta premisa atenta contra la vida en todas sus manifestaciones, produciendo a los “mendigos”. Esos mendigos hoy son: pobreza, subdesarrollo, hambre, economía informal, entre otras.

Comprender y atender los problemas sociales y económicos es el reto que nos ocupa. En este sentido, el modelo chino constituye un referente teórico y práctico de una economía que se mueve sobre la base del bienestar colectivo de su sociedad. Irrefutablemente demostrado en los 800 millones de personas que han salido de la pobreza extrema

La lucha contra las desigualdades sociales pulula a flor de piel en el mundo, clamando la acción comprometida de los gobiernos en atender de forma efectiva la problemática haciéndose del desarrollo científico técnico que se encuentra al servicio de la ganancia, de un reducido grupo de poder que piensa y actúa en función del egoísmo pregonado por Smith que nos ha traído a la crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad en estos tiempos.

Por: Elio Córdova

Venezuela News Radio 104.9 FM

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