La espada de Bolívar sigue en la actualidad generando incomodidades a quienes adversan los ideales de justicia, igualdad y libertad. En la toma de poder de Gustavo Petro hubo momentos de tensión por la presencia de este símbolo en el acto.
A pocas horas para la posesión presidencial, el equipo de Gustavo Petro supo que el gobierno de Iván Duque estaba negado a sacar la espada de Bolívar, argumentando temas de seguridad.
La tensión entre uno que llega y otro que se va
El oficial custodio recibió entonces la orden Duque de que la espada no saliera del Palacio de Nariño. Sin embargo, una vez posicionado el presidente Gustavo Petro, emitió una nueva orden en la que solicitaba que la espada estuviese en la Plaza de Bolívar.
“Como presidente de Colombia le solicitó a la casa militar traer la espada de Bolívar… Una orden del mandato popular y de este mandatario”.
Así lo expresó Gustavo Petro en su acto protocolar, que debió tomar un receso de 10 minutos mientras la espada de Bolívar llegaba a la tarima desde el Palacio de Nariño.
Medios locales de Colombia tuvieron acceso al momento tenso que contradijo la orden de Iván Duque y que además, lo expuso lejos de autoridad alguna.
Un video del momento evidenció lo que popularmente se tilda como «patada de ahogado», pues lo que dio fue una orden de que revisaran si estaban los papeles en regla, para permitir la salida de la espada de El Libertador.
“Cumpla usted con el deber y proceda usted una vez se cumplan todos los requisitos de ley”, dice Iván Duque en el video.
“Como ordene señor presidente, así será”, le responde el custodio de la espada de Bolívar.
Otro momento incómodo
Posterior a esta tensión en el Palacio de Nariño, la presencia de la espada de Bolívar en el acto incomodó al rey de España, Felipe VI.
En su paso hasta el lugar protocolar, los diferentes mandatarios de otros países presentes en el acto, se pusieron de pie ante el símbolo de la libertad y lucha independentista. No hizo lo mismo el monarca español, quien se mantuvo sentado y con una mirada distante ante el instrumento que le arrebató el dominio de tierras que nunca le pertenecieron.
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