Este viernes 4F de 2022 se cumplen 30 años de una gesta cívico-militar, que sin duda fue un acontecimiento parteaguas de la historia contemporánea del país. Un día como hoy pero hace tres décadas, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y un grupo de oficiales patriotas, se alzaron en armas contra un sistema político tremendamente desigual y excluyente.
En aquella histórica jornada (4F de 1992), Chávez supo encarnar como ningún otro líder, el malestar acumulado durante años entre todo un pueblo. Con esa acción vibrante, tanto por su valentía como por su profundo sentido de la responsabilidad, se abrió una rendija por la que luego se colarían tanto la esperanza, como el masivo afán de reivindicaciones, por tanto tiempo postergado.
Aunque la acción insurgente no logró los objetivos trazados desde el punto de vista militar, lo hizo con creces desde el plano ético y moral. En un país que naufragaba entre la corrupción más obscena de sus cúpulas políticas, la hidalguía de este grupo de militares patriotas causó conmoción.
Especialmente, porque en una nación acostumbrada a que nadie se responsabilizara por nada, que un Comandante del Ejército asumiera públicamente las consecuencias de sus actos, sin duda marcó una diferencia abismal entre un viejo modelo de liderazgo y otro naciente.
Chávez estaba llamado a ser, como efectivamente lo fue, el timonel de un movimiento de transformación, para refundar las bases de la República sobre pivotes de plena soberanía e inclusión de las masas desposeídas.
Cuando el Comandante insurge contra la IV República, los representantes de mi generación éramos apenas niños de 7 u 8 años. Hoy somos hombres y mujeres comprometidos de lleno con la lucha por liberar definitivamente a Venezuela.
Ciertamente, el camino no ha sido fácil. Tras la sentida desaparición física del Comandante Chávez, las amenazas de fuerzas externas se han recrudecido. Y el ataque ha sido especialmente encarnizado contra la economía.
El formato de las mal llamadas sanciones económicas, implementado durante las administraciones de Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden, respectivamente, ha ocasionado sensibles trastornos en el aparato económico.
Sin embargo, el gobierno nacional, junto al pueblo venezolano, ha sabido encarar con valor esta amenaza. Hoy podemos decir con orgullo que no han podido doblegar ni un ápice la soberanía de nuestra patria.
De hecho tras querer imponer un presidente títere y alterar el normal desenvolvimiento del hilo democrático, han tenido que desistir en sus descabelladas intenciones; y aceptar así sea a regañadientes que Venezuela ni está en venta, ni acepta tutelaje de ninguna otra nación por muy poderosa que ésta pueda parecer.
El 4F representa el inicio de una lucha histórica que continúa viva en el presente. Hoy hemos logrado resistir lo peor de la embestida del gobierno norteamericano. Por ende, se empieza a destrabar el camino hacia una plena recuperación económica.
No obstante, la tarea por delante es titánica. No podemos bajar la guardia un instante, sobre todo porque a la par de luchar contra el imperialismo norteamericano, tenemos que echar las bases de la diversificación económica. Solo así podremos erradicar la excesiva dependencia del petróleo.
Por Elio Córdova
