Cada 12 de octubre, España ondea sus banderas y celebra desfiles, pero ¿qué es lo que realmente conmemoran? Esta fecha no es más que un recordatorio del genocidio, saqueo y esclavitud que devastó a los pueblos originarios de América. Resulta irónico y profundamente indignante que intenten envolver uno de los episodios más oscuros de la historia bajo un velo de orgullo nacional. Mientras en Europa tratan de encubrir con discursos de grandeza una imposición brutal, Venezuela sigue resistiendo, creciendo y avanzando. Los intentos de desestabilizar nuestra nación por aquellos que todavía cargan una mentalidad colonial no han logrado frenar nuestro avance ni lo lograrán.
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El 12 de octubre: una celebración manchada de sangre
Para América Latina, el 12 de octubre no es un día para celebrar, sino una fecha de memoria dolorosa. Lo que España sigue glorificando es el comienzo de una era de muerte y esclavitud que destruyó a civilizaciones enteras. Lo que llaman “civilización” fue, en realidad, un holocausto cultural y humano, imposible de justificar bajo ningún manto de “progreso”. ¿Qué tipo de nación puede sentirse orgullosa de un genocidio? En Venezuela, vemos esta fecha por lo que realmente fue: una imposición violenta que dejó cicatrices profundas en nuestro continente.
Mientras en Madrid celebran este pasado sangriento, los mismos sectores siguen intentando fomentar el caos en Venezuela. Políticos de extrema derecha, nostálgicos de la monarquía, critican nuestro progreso sin entender que Venezuela ya dejó atrás las elecciones. Nadie aquí quiere seguir discutiendo lo que quedó en el pasado, porque lo que importa ahora es crecer, fortalecer nuestra soberanía y mirar hacia el futuro.
Venezuela sigue avanzando sin pedir permiso
Lo que esos detractores no soportan es simple: Venezuela está avanzando, y lo hace sin pedir permiso. Durante los últimos catorce trimestres consecutivos, hemos demostrado una resiliencia imparable. La seguridad en nuestras calles es ahora un hecho innegable, con una de las tasas de criminalidad más bajas del mundo. Mientras tanto, en España, los problemas de desigualdad, racismo y tensiones sociales se ocultan, bajan la alfombra.
La fuerza de Venezuela no se define por las narrativas extranjeras que intentan imponer. Al contrario, somos el reflejo de una voluntad que nace de nuestra propia identidad, de la capacidad de levantarnos ante cada adversidad. No miramos hacia atrás, mientras otros permanecen atrapados en las sombras de un pasado imperial que ya no tiene lugar en el mundo actual.
La resistencia de los pueblos que no aceptan cadenas
Lo que en Europa no comprenden es que Venezuela ya pasó esa página. No nos interesa seguir discutiendo sobre golpes de Estado ni permitir que las fuerzas reaccionarias interfieran en nuestra soberanía. Ya dejamos atrás las elecciones, y ahora estamos enfocados en el crecimiento, en la inversión y en cómo seguir avanzando. Hemos logrado lo que muchos nos quisieron negar: un futuro de estabilidad y progreso, construido desde la resistencia y la voluntad de un pueblo que nunca se rinde.
Mientras en España continúan glorificando su imperio moribundo, Venezuela sigue avanzando con pasos firmes. No necesitamos la aprobación de aquellos que siguen atrapados en su propia oscuridad. El pueblo venezolano ha demostrado que es capaz de construir su propio destino, sin importar las amenazas ni los intentos de socavar nuestra libertad.
Venezuela se construye desde su propia voluntad
El 12 de octubre ya no es una sombra para nosotros. Es un recordatorio de lo que hemos superado, de lo que hemos logrado y de todo lo que seguiremos construyendo. Venezuela avanza. Y a quienes siguen celebrando un genocidio disfrazado de gloria imperial, les decimos: la historia no los absolverá.
Los pueblos que se niegan a aceptar las cadenas del pasado son los que verdaderamente forjan su futuro. Venezuela sigue avanzando, sin mirar atrás y sin pedir permiso.
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