Posterior al primero de mayo, con el anuncio realizado por el presidente Nicolás Maduro en torno al incremento del Ingreso Mínimo Vital y demás medidas compensatorias, se han levantado toda clase de apreciaciones. En las siguientes líneas reflexionaremos acerca de estas medidas y sus alcances en el actual escenario país.
En primer lugar, debemos decir que no había forma –humanamente posible– de cubrir las expectativas en torno al tema salarial. En razón de ello, la estrategia plausible para el líder político hubiese consistido en delegar la vocería en una figura distinta a la presidencial, una “vocería calificada” que mitigara el desgaste que recaería sobre la principal ficha del proyecto político que está en el ejercicio del poder, especialmente, de cara a un proceso electoral donde se definirá la continuidad o no de la Revolución Bolivariana.
No obstante, el compañero Presidente ha hecho frente a la adversa situación dando la cara al pueblo de Venezuela en una clara demostración de compromiso moral -tal y como lo hacía el Comandante Chávez- ante las expectativas del sector de los trabajadores venezolanos. No se escondió tras ninguna vocería. Este elemento –subestimado por muchos sesudos– revela la sensibilidad y el compromiso de quien dirige este barco, marcando una gigantesca diferencia con muchos líderes políticos de la izquierda y de la derecha.
Empero, necesario es revisar minuciosamente el esquema empleado. Cierta improvisación e inexactitud en los anuncios no pueden más que referir a la responsabilidad del equipo de trabajo más cercano, quien debe asegurar el contenido técnico, pero también, el manejo político de cualquier anuncio aún más en estos tiempos donde la incertidumbre está a la orden del día.
Una mirada a estos presuntos eventos fortuitos demanda corregir e identificar a tiempo y no esperar a que sea demasiado tarde. Basta con refrescar los hechos de corrupción PDVSA-SUNACRIP en pleno proceso de investigación. Actualizar equipos y construir un nuevo equilibrio de las fuerzas políticas que hacen vida en el Gobierno Nacional pareciera ser lo más sano y recomendable ante la actual coyuntura que demanda compromiso, eficiencia, lealtad, conocimiento científico y sensibilidad con las necesidades más sentidas de nuestro pueblo.
En segundo lugar, como era de esperarse, personajes de la vida nacional acusan –de la forma más ramplona y demagoga– de falta de voluntad a Nicolás Maduro. Ellos, los mismos irresponsables e inmorales que solicitaron, y aún hoy sostienen, la instrumentación de las Medidas Coercitivas Unilaterales que tanto daño han hecho a nuestra economía. Pensar en una mejora significativa del salario de los trabajadores con semejantes limitaciones es una entelequia, por ejemplo, sería imprescindible una recuperación de la producción petrolera al menos hasta 1.500.000 barriles por día, amén de la necesaria estabilidad macroeconómica. No puedes repartir una riqueza que el trabajo no ha creado.
Entonces, no es una cuestión de indexación ni fórmulas mágicas religiosas que lejos de atinar con las soluciones, pareciera que existen intereses políticos en capitalizar descontento y malestar en función de proyectos personales alimentados por los intereses foráneos.
El esfuerzo debe enfocarse en la estrategia de política económica integral, ejecución sistemática y coherente con una evaluación permanente acompañada de la necesaria contraloría social y política. Formas sencillas y transparentes de explicar los diversos problemas a los que nos enfrentamoses el objeto central de las demandas en las fuerzas revolucionarias, no olvidemos el más grande atributo del Comandante: el Chávez comunicador. ¡Nosotros venceremos!.
